A veces, uno tiene una bici en un trastero, una bici a la que quiere mucho, de la que se acuerda (casi) todos los días… pero una bici que no ve el sol desde hace mucho tiempo. Pues hoy, por fin, he decidido sacarla a pasear un ratito.
Después de un tiempo en el que uno no para de aprender, de experimentar, de evolucionar… y también de utilizar como excusa para procrastinar, llega un día en el que dices ¡ya está!, hay que retomar las buenas costumbres. Y cuando además el contexto ayuda, uno siente un empujón para lanzarse. ¡Montemos en bici!
Hace unas semanas se celebró FITUR, la feria de turismo más importante del mundo. España sigue batiendo récords, pero el sector del turismo es uno de los más competitivos, por lo que es obligatorio atinar y rentabilizar todos los esfuerzos. Obligatorio.
Ya sabemos que hay quien confía en que el “que hablen de ti, aunque sea mal…”, funciona. Además de ser una estrategia más o menos orquestada, puede convertirse en una (mala) excusa para intentar camuflar una cagada de órdago. Intentar… sin éxito, es lo que ha hecho la concejala de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Santander tras haber confiado la traducción de la página web del Ayuntamiento… a ¡¡Google!! Sí, a Google.
Por resumir, el Ayuntamiento de Santander ha desarrollado una nueva página web para la promoción turística de la ciudad. Y qué mejor ocasión que presentarla en FITUR. Pero como manda la costumbre, el tiempo se echó encima y llegaron las prisas para las últimas tareas, entre ellas, la traducción de la misma. El lumbreras de turno, decidió confiar su traducción a Google, que nos aporta muchas cosas… pero todos sabemos que unas traducciones de calidad… ¡no!
El cachondeo no tardó en llegar gracias las siguientes traducciones:
– “Centro Botín” se tradujo como “Loot Center” (centro de pillaje, que igual incluso habría encajado en otras obras de pabellones o similares…).
– “Mercado de la Esperanza” se tradujo como “Hope Market” (traducción literal del nombre Esperanza como sustantivo).
– “Casco histórico” se tradujo como “Historic helmet” (casco… como elemento para la cabeza).
Los medios de comunicación y las redes sociales no tardaron en hacerlo protagonista y viral. Pero la responsable del tema, la concejala de Cultura y Turismo Miriam Díaz, lejos de asumir la responsabilidad y pedir disculpas por el error, bromeó con “la anécdota” y se jactó de estar “encantados con la atención que estaba recibiendo Santander”. Para más inri, trató de justificarlo argumentando que “había costado 6.000 € en lugar de los 60.000 € que habría supuesto una licitación para una traducción oficial”… asegurando que estaba “muy contenta porque se había puesto el foco en Santander y la web estaba recibiendo muchas visitas”. Seguro, visitas de gente para reírse un rato. De hecho, los vídeos de gatitos pasaron a un segundo plano durante unas horas…
¿Acaso la pésima imagen de una ciudad no valen los 54.000 € de diferencia? Como bien he leído por ahí… “una buena traducción, es tan importante como el diseño…”. Una imagen vale más que mil palabras, pero una mala palabra… puede valer más que muchas imágenes… Además, ¿y si para hacer el futuro edificio municipal nos ahorráramos al arquitecto?, ¿y si para hacer política nos ahorráramos a ciertos concejales?… Además, ¿en serio cuesta 6.000 € que alguien traduzca una página web con Google? Yo lo habría hecho por 5.500 €…
Por si alguien quiere verificarlo, según Google Trends, es falso que Santander haya estado en el centro de atención de internet y que haya aumentado la repercusión o la búsqueda de información de Santander. El interés por Santander, el Centro Botín o similares no ha variado en los últimos 60 días… ni en España ni en el mundo. Seguro que hubo más ambiente en la cuenta de Twitter de la concejala…
Por cierto, que a fecha de 9 de marzo, todavía sigue sin estar disponible la web en otros idiomas… y seguro que ahora han tenido que pagar la traducción oficial…
La vida va muy rápido, el mundo vuela, internet vuela, el consumidor vuela… pero a veces, conviene hacer esperar. Debemos sacar un minuto para reposar, para valorar los efectos mediáticos de nuestras acciones. No me cansaré de apostar por el ciclo Plan – Do – Check – Act (planificar – hacer – verificar – actuar) como estrategia para la mejora continua en todos los ámbitos de la vida.